¿Recuerdas las míticas zapatillas Dunlop que arrasaron a finales de los 80? Si viviste esa época, seguro que las tuviste o, al menos las viste, en todos los escaparates. Unas zapatillas que he vuelto a conseguir, en los colores clásicos, y jamás pasan de moda.
Zapatillas Dunlop Green Flash
Durante los últimos años de los ochenta y los primeros noventa, las Dunlop eran un icono. Estaban en todas partes: desde las tiendas de barrio hasta los centros comerciales, incluidos los catálogos de El Corte Inglés. Las más buscadas eran las blancas con detalles en verde o azul marino, aunque también se vieron versiones en rosa o negro.
Yo mismo volví a pedir unas en Amazon, en color verde, y a la tienda Sports Direct, en color azul, así que pude volver a tener varios pares como las de antes. Aunque llegaron a lanzarse en múltiples colores y modelos, las originales blancas y verdes siempre fueron las favoritas. De hecho, aparecen incluso en portadas de discos como la de "Los Limones", un grupo muy conocido de la época (y todavía en la actualidad).
Hoy ya no son tan fáciles de encontrar, pero siguen siendo perfectas para el verano: frescas, cómodas y mucho más asequibles que unas Converse, Novesta Star Master o Superga 2750. Son similares en estilo —de lona y con cordones—, pero con un toque nostálgico que solo las Dunlop pueden ofrecer a quienes vivieron su juventud en aquellos años.
Estas zapatillas traen consigo recuerdos de instituto, de los últimos cursos de EGB, de los Vespinos o las chaquetas desmontables Roc Neige... Quizá ahora parezcan una opción más dentro del mundo de las zapatillas de lona, pero para muchos significan mucho más: son un guiño a una etapa muy concreta de la vida.
No pretenden competir con la historia centenaria de las Converse, pero sí ocuparon un lugar muy especial en una generación que no tenía centros comerciales en cada esquina, y que encontró en estas zapatillas una opción diferente, con estilo y buen precio. Fueron, sin duda, el calzado que marcó tendencia por ser buenas, bonitas y asequibles.
Imágenes: Chiscolim-Chiscolina, Jose Manuel Gallego